noviembre 8, 2025
Cromoterapia en la Arquitectura: Diseñar con el poder curativo del color
La arquitectura siempre ha moldeado más que el espacio. Moldea nuestro estado de ánimo, nuestra energía e incluso nuestra fisiología.
La cromoterapia, o terapia del color, se remonta a miles de años atrás, desde los templos egipcios hasta la medicina persa, donde la luz solar y las superficies coloreadas se utilizaban para acelerar la curación.
Hoy, las evidencias de la neurociencia y la psicología ambiental confirman que el color y la luz siguen siendo variables poderosas en el diseño.
Para nosotros, como diseñadores de iluminación, la pregunta no es si el color nos afecta, sino cómo lo diseñamos con precisión e intención.
La ciencia detrás del color y la curación
Los colores no son neutros; tienen un impacto fisiológico medible.
Estudios demuestran que los tonos cálidos como el rojo pueden estimular el sistema nervioso, aumentando el ritmo cardíaco y la alerta, mientras que los tonos fríos como el azul y el verde reducen la ansiedad y la presión arterial.
En hospitales, se ha comprobado que las combinaciones de colores “felices” en las habitaciones de pacientes reducen los tiempos de recuperación y el estrés psicosomático.
La medicina persa tradicional iba aún más lejos, relacionando colores específicos con el equilibrio del temperamento humano: recomendaba el verde y el azul para calmar, el amarillo para dar energía y evitaba el negro en entornos de sanación.

Cromoterapia en la práctica arquitectónica
En la arquitectura contemporánea, el color y la luz suelen reducirse a una cuestión de decoración o ambientación.
Pero la cromoterapia los redefine como herramientas fundamentales del rendimiento espacial.
Diseñar con color es diseñar con el cuerpo en mente.
Por ejemplo, una fachada que varía en tonos degradados puede transformar una plaza en un espacio social y energizante.
Un interior de hospitalidad con paletas cálidas puede inducir intimidad, mientras que los entornos de bienestar requieren tonos suaves y equilibrados que regulen los ritmos circadianos.
En UMAYA entendemos la cromoterapia no como una tendencia de bienestar, sino como una disciplina técnica y cultural.
Es donde la neurociencia se encuentra con la artesanía material.
La luz y la superficie deben calibrarse juntas, atendiendo al espectro, la reflectancia y el contexto.
Esta filosofía guió nuestro trabajo en el Social Habilitation Centre en Alula, donde el diseño lumínico se desarrolló para apoyar a usuarios con discapacidades físicas, sensoriales y mentales.

Se utilizaron sistemas de luz blanca regulable y luz de color adaptable que seguían los ritmos circadianos de los usuarios, mientras que luminarias con UGR inferior a 19 garantizaban confort visual.
En las salas de terapia y consulta, se introdujeron transiciones cromáticas —de tonos fríos a cálidos, de blanco a azul— como forma de cromoterapia para promover la calma y el equilibrio emocional.
Aquí, la luz se convirtió en un medio de sanación personalizada, demostrando que el color puede diseñarse no solo para la belleza, sino para el bienestar.