El diseño lumínico se desarrolló como una serie de escenas, una secuencia de momentos interconectados por una historia común.

La iluminación arquitectónica se integró completamente con la arquitectura, resaltando texturas y llamando la atención a los detalles y formas, creando puntos focales sin competir con la iluminación decorativa. Esta integración fue vital para lograr efectos únicos y una ambientación distintiva.

La iluminación de fachada se centró en los principales componentes volumétricos del edificio. Las columnas, arcos y cornisas se enfatizaron para crear un contraste dramático y realzar la escala del palacio. Los bordes de los techos fueron sutilmente delineados, revelando los volúmenes de la arquitectura y situando al palacio en la escena nocturna.

La iluminación de paisaje se basó en un sistema jerárquico, enfatizando áreas específicas de interés con el majestuoso telón de fondo del palacio. Columnas, bolardos, bañadores, luminarias decorativas y elementos de iluminación submarina crearon un sofisticado entorno visual para la vida al aire libre, así como un escenario para ser admirado desde el interior del palacio.